La Ciudad de Basura

Bogotá enfrenta una inminente crisis de recolección de basuras en 2026. Los contratos actuales están por expirar y no existe un modelo tarifario aprobado. ¿Habrá continuidad del servicio o repetición del colapso de 2012? La ciudad podría, literalmente, nadar en basura.

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Nicolás A. Rojas Pardo

10/20/20254 min read

crisis de basura en Bogotá recolección de residuos Bogotá 2026 contratos de aseo en Bogotá licita
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Bogotá iniciará 2026 nadando en basura. ¿Por qué? Los contratos de prestáción del servicio de recolección de basura están próximos a vencer y no hay certeza de renovación, ni claridades acerca del proceso licitatorio, ésta será la trágica realidad entre los meses de enero y febrero del 2026.

Esto es un problema latente en la ciudad, que se hizo notorio cuando en 2012 el entonces alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, en un intento por cambiar el modelo de recolección de basura, no renovó los contratos y se generó una crisis por cuenta del incumplimiento de los operadores frente a la prestáción del servicio hasta el último día de vigencia. Pero la crisis que se avecina tiene matices diferentes.

En primer lugar, en ese entonces el alcalde Petro buscaba incorporar una empresa pública al esquema de recolección de basura, ya que el modelo vigente de exclusividad por áreas asigna, mediante licitación, contratos que otorgan a cada operador el monopolio del servicio en su zona. Hoy la situación es distinta: la administración distrital pretende conservar ese esquema de monopolios empresariales, pero no ha logrado que la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico apruebe el nuevo modelo tarifario necesario para las próximas licitaciones.

Y la segunda, en el 2012 la Alcaldía había tratado de preparar a la Empresa de Acueducto y alcantarillado de Bogotá para suplir a los monopolios privados, pero la preparación del Acueducto fue decididamente insuficiente al subestimar completamente las implicaciones de sus decisiones, razón por la cual estalló la crisis; esa mínima e insuficiente preparación hoy no existe.

Hoy en día la Alcaldía argumenta que no hay nada de qué preocuparse porque entra el libre mercado. Pero se les olvidan que el sistema de monopolios legales que tiene Bogotá ha distorsionado la realidad del mercado, se encuentra en una situación de desequilibrio. Aunque este desequilibrio tenderá a desaparecer cuando entre la libre competencia, lo cierto es que tomará tiempo.

Ningún mercado se regula automáticamente, porque el mercado no existe cómo un ser consciente sino cómo un cúmulo de individuos (empresas) que siguen señales y tomas decisiones y estás toman tiempo. Es decir, es previsible que los operadores privados se retiren de las áreas que no sean rentables para ellos.

La poca rentabilidad se puede deber a factores cómo la dificultad de accesos o las largas distancias lo que encarece el costo de la operación, al no tener la obligación de prestar el servicio simplemente se retiran de esas zonas. Ésta baja oferta actúa como presión para encarecer la tarifa en estas zonas, generando la siguiente situación: si el usuario puede pagar pues se recoge la basura; sino, pues suerte buscando quien lo hace. En el fondo los barrios más lejanos y/o con peores vías tendrán mayores costos del servicio y si no pueden pagar, pues nadarán en basura.

Con el tiempo y flexibilidad de precios, el sistema tenderá a un equilibrio de mercado, pero esto no garantiza la plena cobertura ni el menor precio para el usuario en los barrios de baja rentabilidad para los operadores privados. Porque nada garantiza que ese punto sea el de equilibrio entre la oferta y la demanda dado la capacidad de pago de los usuarios y los costos de operación de las empresas privadas.

Cómo consecuencia los barrios con altos costos de operación pero con altos ingresos verán cómo la tarifa aumenta, mientras que los barrios con altos costos de operación y bajos ingresos se pueden quedar desprovistos de operación, siguiendo las reglas del mercado.

Es decir, si la alcaldía no logra licitar las áreas exclusivas para que los monopolios privados sigan con su operación, habrá un desastre en varios barrios de Bogotá mientras, o el mercado se equilibra, o a la Alcaldía se le ocurre cómo soloucionar el problema que ella misma causó (situación que además tomará tiempo porque no hay plan B para suplir a los monopolios privados). Agravando aún más la situación de basura en las calles y barrios de Bogotá.

Pero este no es el único problema que Bogotá tiene con la basura, realmente todo el esquema del servicio de aseo tiene serias fallas, solo que el de la recolección y transporte de basura es la bomba que está más próxima a explotar y dejará barrios nadando en basura.

Lo cierto es que el sistema de recolección de basura tiene 3 grandes segmentos (fuente, recolección y transporte; disposición) y en todos tenemos problemas. En la fuente hay un serio problema con los contadores y evitar que la basura se riegue en las calles antes que pasen los camiones, sumado a la dificultad de lograr la separación de la basura entre lo reciclable y lo que no. En recolección y transporte está todo el problema anteriormente descrito.

Pero en la disposición está el otro gran fallo que es la poca capacidad de la ciudad para reciclar ya que solo llega a tratar el 18% del residuo. Sumado a ello, el gran problema llamado Doña Juana que según su licencia ambiental original debería operar hasta el 2025 pero cómo no existe una alternativa real pues toca seguir extendiendo su operación porque no hay más alternativas ni opciones para el corto o mediano plazo. Este será un tema completo para otras columnas.

Pero frente a la crisis que se nos avecina a comienzos del 2026, la ciudad y sus autoridades no pueden sentarse a realizar un gran debate de cómo debería ser el gran esquema de basura y cuál es el plan para solucionarlo ¿La razón? Pues porque para eso el alcalde Galán tuvo casi dos años y ahora que no lo hizo; solo queda preparar un plan de choque para afrontar la crisis que tenemos a la vuelta de la esquina y de forma simultánea tratar de destrabar el proceso en la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico, el resto solo es discurso político vacío.

Lo cierto es que otra vez la ciudad volvió a desperdiciar la oportunidad de soloucionar un problema que viene arrastrando desde la Alcaldía de Andrés Pastrana creador del esquema actual. Dejando cómo único camino esperar la crisis de basura que veremos cuando los actuales contratos caduquen sobre el mes de enero y febrero del 2026.