La discusión en el Presupuesto de la nación para el 2026 y la nueva tributaria

El presupuesto de 2026 revela un hueco fiscal de 26 billones, imposible de tapar sin nueva tributaria. Con un gasto atado por ley y una deuda creciente, ¿tiene margen Colombia para escapar del ciclo eterno de reformas?

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Nicolás A. Rojas Pardo

9/2/20253 min read

Presupuesto de la nación para el 2026 y la nueva tributaria Petro Nicolás Rojas economía Colombia
Presupuesto de la nación para el 2026 y la nueva tributaria Petro Nicolás Rojas economía Colombia

Se conoció el proyecto de ley del Presupuesto General de la Nación y la propuesta de una nueva reforma tributaria, y es que el presupuesto del Gobierno Nacional tiene un hueco de 26 billones de pesos que se piensa solventar con una nueva reforma tributaria, pero antes de hablar del impacto personal o económico de los nuevos tributos, algo que lo dejaremos para otra columna, vale la pena explicar por qué es necesaria para las finanzas públicas y por qué se ven tan mal las cifras fiscales.

El presupuesto para el 2026 es de 556 billones de los cuales se 303 billones se financian con impuestos, 51 billones con otros ingresos tales como fondos especiales, parafiscales y utilidades de empresas públicas. 176 billones se financian con deuda y hacen falta 26 billones que plantea recaudar la nueva reforma tributaria.

Del lado de los gastos, el presupuesto dispone 365 billones de gastos de funcionamiento, 102 billones de servicio de la deuda (pago de la deuda) y 88 billones de inversión. Pero si está pensando que el Gobierno es derrochador por gastar tanto en funcionamiento, es porque no ha visto que es lo que se entiende por funcionamiento.

Porque el principal rubro del gasto de funcionamiento son las transferencias que para el 2026 alcanzan un valor de 275 billones de pesos al tener un incremento del 12.3% respecto el 2025, siendo el rublo que más creció dentro de la partida de funcionamiento. Representando el 75.34% del gasto de funcionamiento del gobierno nacional. De los cuales 88,3 billones corresponden al Sistema General de Participaciones, 87,4 billones a pensiones y $51,3 billones a recursos para el aseguramiento en salud. Es importante resaltar que las transferencias son gastos establecidos por ley y que el gobierno no puede modificar, es decir no dependen del presidente.

Como dato curioso las transferencias corresponderán 83% de los ingresos corrientes de la nación (impuestos) si se aprueba la reforma tributaria, pero serán el 90% de los ingresos corrientes si no se aprueba la reforma tributaria.

Sacando transferencias, el gasto de funcionamiento restante es de 90 billones, de los cuales 66 billones de pesos son en gasto de personal (burocracia), 18 billones en adquisición de bienes y cerca de 4.5 billones de otros gastos.

Es con estos datos que se entiende por qué el comité autónomo de la regla fiscal estima que el gasto inflexible para el 2026 será del 88%, claro, suponiendo que se apruebe la reforma tributaria para evitar recortes, pero si no se aprueba la tributaria y se realiza un recorte equivalente, este valor ascendería hasta el 92% del presupuesto de la nación. Es importante mencionar que las trasferencias son el grupo más importante de los gastos inflexible pero no son el único.

Este alto nivel de inflexibilidad se explica porque el 65.7% del gasto de la nación esta establecido por ley o la Constitución directamente, y el 21.8 % restante es el pago de deuda más un 0.4% del gasto que es inflexible por decisiones judiciales.

En este escenario tan precario es que se encuentran las finanzas publicas, ya que practicante no hay margen de maniobra y la inflexibilidad del gasto impide recortes reales del presupuesto dejando casi como única vía de escape la implementación de una nueva reforma tributaria.

Es importante mencionar que si el Congreso no aprueba la reforma tributaria el gobierno solo tendría tres opciones: 1) recorta el presupuesto en 26 billones, recorte que tiene o tiene que salir del rublo de inversión, el resto es inflexible, 2) se endeuda en 26 billones adicionales o 3) una mezcla de recorte y endeudamiento.

Y aunque no he tenido tiempo de revisar el documento de la Reforma Tributaria porque se radicó en el congreso el mismo día que escribí esta columna, lo que me impidió evaluar los cambios que trae y por ende saber como afecta en el presente inmediato y el futuro las finanzas públicas. El mensaje que se debe tener presente es que, si no se empieza a resolver el tema del gasto inflexible, cada año los colombianos veremos una nueva reforma tributaria. No por nada el Comité Autónomo de la Regla Fiscal estimó que para el 2026 los gastos inflexibles serán de 103 billones de pesos superior que los ingresos corrientes de la Nación (valor estimado a precios del 2025, sin la aprobación de la Ley de Financiamiento, bajo los supuestos del marco fiscal de mediano plazo del 2025).

A lo anterior hay que sumarle que el gasto inflexible crecerá más rápido que los ingresos y aunque un mejor crecimiento puede aliviar esta situación, no elimina la presión existente. Lo real es que si no se afronta el problema, cada año tendremos una nueva reforma tributaria sea cual sea el gobierno; pero la solución pasa por abordar el problema de financiar las regiones sin que esto dependa del Gobierno Nacional y una re-arquitectura del Estado y sus normas, porque ahí es donde esta el verdadero problema.