Adaptar el sistema general de regalías a la transición energética mundial

Colombia depende de regalías fósiles para financiar la política social, pero la transición energética pondrá en jaque esa fuente. La alternativa es un fondo soberano de capital financiero. ¿Habrá voluntad política para construirlo a tiempo?

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Nicolás A. Rojas Pardo

8/19/20254 min read

El sistema general de regalías, ese pilar sobre el cual se sustenta la inversión social en los diferentes territorios y el cual se ha convertido en la base fundamental de la política social (especialmente en los municipios) se encuentra en riesgo a mediano plazo. Ya que su fuente fundamental son los recursos pagados por concepto de regalías principalmente de la explotación de recursos fósiles. No por nada, las dos principales fuentes del ingresos son las regalías de hidrocarburos que representan el 50% de las regalías y seguidas por las regalías del carbón. Al sumarse ambas representan mas del 60% de las mismas.

Y entonces aquí viene la parte desagradable. Si ambas rentas se detiene, desaparecen los recursos para inversión y el fondo en si mismo desaparece o pierde relevancia por física sustracción de materia. Pero su desaparición puede deberse a varias posibles razones, la primera es que dejemos de producir hidrocarburos o porque el mundo deje de consumirlos, el efecto es el mismo para las finanzas: menos regalías y por ende menor inversión.

Pero como todo en la vida, lo que se puede prever y actuar con suficiente tiempo, se puede resolver antes de que suceda. El escenario es relativamente fácil de resolver conceptualmente, aunque políticamente complejo de lograr. Por que en el fondo es sacrificar la inversión presente para poder sustituir regalías minero-energéticas, por rentas financieras.

En otras palabras, es ampliar el valor que se dedica a ahorro que actualmente es de un 4% a un porcentaje mayor que sea significativo, pero este ahorro no debes seguir siendo destinado a un fondo de estabilización de las regalías y a sostener el FONPET (fondo nacional de pensiones de entidades territoriales), porque en la práctica no se lograría el objetivo de sustituir fuentes de ingresos.

Volver resiliente el sistema de regalías a la transición energética que vive el mundo se debe basar en que los recursos que financie la inversión social dejen de depender de la renta minero-petrolera. Esto se logra por medio de un fondo soberano que obtenga ingresos de las rentabilidades financieras de la tenencia de acciones y/o bonos existentes en el mercado financiero.

Esto implica sustituir capital natural por capital financiero. De esta manera, a medida que se acabe el recurso natural o la demanda de éste se reduzca; el ingreso no se vea afectado y se pueda seguir financiando la inversión.

Pero este proceso de acumulación de activos financieros para solventar el sistema de regalías no debe ser visto como un fondo de estabilización, porque la lógica no es suavizar los cambios en ingresos. En parte porque esa función ya la cumple el fondo actual, sino porque eso no permitiría acumular la masa de capital y activos financieros que permitan ir sustituyendo las rentas minero-energéticas cuando empiecen a desplomarse.

Avanzar en la transición de los recursos fósiles no es solo producir energía eléctrica o empezar a producir otros bienes que remplacen las divisas, también se debe entender como ir sustituyendo de forma paulatina los ingresos derivados de las rentas petroleras, recursos que entran dentro de las finanzas publicas y en este caso particular son el pilar de la política social de los entes territoriales, en especial de los municipios.

Pero el verdadero reto es lograr el conceso político necesario para reducir el gasto social en el presente inmediato para dirigir un x% a la acumulación de activos financieros por un periodo de tiempo de varios años, sin que se genere el retorno de un solo peso durante ese periodo de tiempo. En otras palabras, que el Gobierno debe reconocer políticas sociales menos ambiciosas porque en el periodo de transición hay menos recursos disponibles debido a un mayor porcentaje de ahorro. Pero también lograr que los congresistas acepten menores presupuestos para sus departamentos y los municipios durante varios años. Para que los gobiernos futuros puedan seguir realizando política social.

Es decir, cómo convencer a los honorables congresistas de mostrar menores resultados hoy para que los políticos del futuro puedan mostrar resultados en el futuro. Es ahí donde está el verdadero limitante. Pero si no se logra dicho consenso para crear un fondo soberano que sirva de colchón financiero para las finanzas públicas en el futuro, simplemente veremos el fin del sistema general de regalías y la política social que éste financia.

El lograr ese consenso político se debe realizar pensando en el Estado y el país en su conjunto porque garantiza la sostenibilidad futura pero asumiendo un costo presente (y por ende es algo necesario) mas no resultaría políticamente redituable a corto plazo.

Este tipo de fondos no son nuevos ni una idea ingeniosa ya que existen varios en el mundo. El más famoso y grande de todos el es Fondo Soberano Noruego, que por su tamaño y su longevidad ya que existe desde la década del 60, tiene una masa de capital tan significativa que es un gran jugador en el mercado financiero internacional. Y este mismo fondo logró sostener el gasto del gobierno noruego durante la pandemia desahorrando una pequeña fracción de su valor bursátil. Sin embargo, en un año ordinario, su rentabilidad es una de las principales fuentes de ingresos del Gobierno junto con los impuestos y la renta petrolera.