Un problema de ingeniería o de corrupción

Los recientes accidentes en infraestructuras como Hidroituango y el puente Chirajara revelan fallas sistémicas en la ingeniería colombiana, ya sea por errores técnicos o corrupción. Urge un análisis profundo y reformas regulatorias para evitar riesgos futuros, proteger vidas y garantizar el desarrollo nacional.

ECONOMÍACORRUPCIÓN

Nicolás A. Rojas Pardo.

2/10/20184 min read

Este año puede considerarse como uno de los peores años para la infraestructura colombiana o la ingeniería de nuestro país, pues en menos de 6 meses dos grandes accidentes en obras icónicas y un accidente o falla ingenieril en un pozo petrolero ha llenado los titulares de prensa de Colombia, uno podría pensar que fue un accidente aislado la falla del puente Chirajara, que fue una casualidad el accidente en el pozo Lizama 158 de Ecopetrol pero la casualidad empieza a volverse demasiada reiterativa cuando se le suma la represa de Hidroituango que amenaza a convertirse en uno de los principales desastres industriales de la historia después del desastre de Chernóbil.

Lo cierto es que desde hace unos cuantos años han empezado a se han presentado reiteradamente una serie de accidentes que han producido daño en la infraestructura o al desplome de las edificaciones que han padecido estos accidentes, en algunos casos costando vidas humanos, a los casos ya mencionados se le pueden sumar los desplomes de edificio Blass de leso, el Space o el desplome del puente del Cantón Norte que fueron los mas connotados al ser reportados por la prensa nacional pero han sucedido otros colapsos menos conocidos; informados por la prensas regional como el colapso de un edificio en buenaventura el año pasado entre otros desastre que solo contarlos podría ser la mitad o más de la presente columna.

Esta serie de accidentes que aunque no están directamente relacionados entre si, al ser empresas de construcción diferentes, en regiones completamente distintas y por ende los responsables de un accidente no tienen relación con los demás, sin embargo vale la pena reflexionar que hay un problema global en el proceso de construcción en Colombia que se debe superar o corregir para reducir las probabilidades de estos sucesos que ponen en juego el desarrollo del país y le cuestan miles de millones o billones dependiendo del caso a los colombianos y mas grave aun ponen la vida de las personas en riesgo.

Los accidentes ocurren como consecuencia e los errores que los causa, pero estos deben ser sucesos raros y aislados; y no una sucesión de fallas o accidentes como aparentemente esta sucediendo, uno entiende que la ingeniería como cualquier acción humana esta expuesta a los errores propios del ser humano pero los procedimientos, regulaciones, protocolos y el aprendizaje científico buscan reducir estos factores de riesgo para evitar o reducir la probabilidad de la materialización de estos riesgos y si se materializan los riesgos originando los accidentes sean aislados y no de forma reiterada.

Si la materialización de los riesgos es de forma reiterada esto obedece a la falla en uno o en varios de los elementos anteriormente mencionados (procedimientos, regulaciones, protocolos), falla que puede ser espontanea es decir por desconocimiento o mal diseño de la regulación, protocolos o protocolos; o la falla es consecuencia de una acción sediciosa de una persona o grupo de personas que buscan maximizar beneficios económicos en otras palabras el incumplimiento de los protocolos y regulaciones por la corrupción.

Este punto debe ser analizada con cabeza fría y con calma por la sociedad de ingeniería colombiana y el gobierno nacional para determina que esta sucediendo y como su puede atajar o reducir el riesgo que está expuesta la construcción de infraestructura en Colombia, un análisis que debe desembocar en unas recomendaciones o regulación que permitan reducir estos riesgo y fortalecer la ingeniería nacional, porque de seguir esta serie de accidentes reiterativos se esta poniendo en entredicho el nombre y reputación de la ingeniería colombiana tanto nacionalmente como internacional, un lastre y una mala fama que afectara a todo este gremio. Adicionalmente a la reputación, está el impacto económico y social en Colombia, pues es innegable la necesidad de desarrollo infraestructura de Colombia para desarrollar nuestro país y poder conectar nuestra nación de topografía quebrada y ofrecer servicios e infraestructura de calidad a la población y dada la restricción que Colombia tiene en materia presupuestal no tenemos la opción de estar tirando a la basura miles de millones o billones de pesos a la basura por fallas de ingeniería o de corrupción que originan tragedias o accidentes en la infraestructura nacional.

Aunque exista una gran tentación de mi parte o de cualquiera de culpar o señalar la causa de estos accidentes lo cierto que esta es una tarea que les corresponde a los ingenieros y expertos en la materia, solo ellos tienen los elementos técnicos y científicos para detectar el origen de estas fallas y poder generar los elementos, protocolos o regulaciones que permitan reducir el riesgo.

Pero este auto examen que el gobierno y la sociedad de ingeniería debe hacerse no puede quedar relegado entre los tantos temas de la agenda nacional pues en menos de 6 meses han sucedido 3 grandes accidentes que han tenido un efecto nocivo sobre Colombia y pueden poner en peligro el desarrollo mismo de la nación.

El mas grave de todo es Hidroituango, si efectivamente sucediera el peor de los escenarios se afectaría 4 departamentos, cientos de miles de personas y las pérdidas económicas seria billonarios y pueden conllevar a situaciones financieras muy complejas a EPM, Antioquia y Medellín especialmente; además si Hidroituango no entra en operación en los próximos años para el 2021 se prevé la necesidad de importar energía eléctrica o abra desabastecimiento eléctrico parcial en Colombia lo cual es una situación excesivamente compleja y aunque dios quiera no suceda el peor de los escenarios yo espero que el gobierno nacional se este preparando para este pues como dice el dicho popular “es mejor que sobre, a que falte”.

Estas grandes catástrofes se deben convertir en la oportunidad de fortalecer la regulación y la ingeniería colombiana para permitir que esta se desarrolle y desarrolle a Colombia, pero si no se utiliza esta oportunidad de mejora y nos hacemos los de la vista gorda, estaremos poniendo en peligro el prestigio del sector de la ingeniería que puede cerrar su perspectiva de desarrollo a nivel internacional y se pondrá en peligro el desarrollo de Colombia junto con las vidas de los trabajadores y ciudadanos que de suceder un accidente puede resultar afectados.